jueves, 26 de marzo de 2020

Juan López Rubio-Pérez



Juan López-Rubio Pérez, farmacéutico y empresario. Nació en Alájar (Huelva) en 1829 y murió en Granada en 1913 a los 84 años de edad.
Fue un hombre que luchó por el desarrollo de Granada sin ser granadino, porque llegó a Granada con 25 años y ya se quedó en esta ciudad durante toda su vida.

Familia

Se casó con una familiar de los Rodríguez-Acosta.

Formación

A la edad de veinticinco años se trasladó a la Universidad de Granada para cursar los estudios de Farmacia, en la que se licenció en 1857.

Iniciativas profesionales

Adquirió una farmacia en Granada en la que instaló un pequeño pero acreditado laboratorio donde comenzó, en 1876, a investigar las posibilidades del cultivo de la remolacha azucarera y la fabricación del azúcar procedente de su raíz que, a la sazón, era una experiencia desconocida en España.
Consiguió que se repartieran a 152 labradores de la Vega de Granada, de forma gratuita, semillas de remolacha. Los resultados fueron tan excelentes, que en 1883 nació la primera fábrica de azúcar de remolacha de toda España: el Ingenio de San Juan que podía moler diez toneladas diarias de remolacha y sirvió para que vieran la luz , en poco tiempo, otras ocho fábricas más.
Cuando entró el siglo XX, en Granada y sus entornos funcionaban 10 ingenios remolacheros que revolucionan la economía local, a la vez que salvaron del desempleo a millares de familias. Como consecuencia de ello en la década de 1920 Granada vivió su mayor esplendor económico.

Emprendedor

Fue un gran pionero y emprendedor con el que supo elevar a Granada a unas cotas de desarrollo y progreso que prácticamente no se volvieron a conocer en todo el siglo XX.
Siendo presidente de la Cámara Comercio (1890) acogió con entusiasmo la apertura de la Gran Vía y, junto a otros accionistas, constituyó la empresa Reformadora Granadina que se encargó de proyectar y abrir la primera gran arteria de Granada.


Fue el primer presidente del Colegio de Farmacéuticos de Granada e, incluso, tuvo tiempo para hacer una pequeña incursión en política al aceptar en 1905 –aunque por breve tiempo– el cargo de presidente de la Diputación.


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