miércoles, 8 de abril de 2020

Diego Angulo Íñiguez



Diego Angulo Íñiguez, Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor, catedrático, académico e historiador de arte. Nació en Valverde del Camino (Huelva) en 1901 y murió en Sevilla en 1986 a los 85 años de edad.
Diego Angulo, aplicó una metodología de inspiración formalista al análisis artístico, dejó una profunda huella en su especialidad sobre el conocimiento de la pintura española renacentista y barroca. Ocupó en 1968 la dirección del Museo del Prado.

Familia

Hijo de Diego Angulo Laguna, notario y escritor de temas de Derecho, amigo de José Castillejo, se educó en el ambiente de la Institución Libre de Enseñanza. A su padre Ramón Carande le dedicó una de sus semblanzas biográficas en su “Galería de raros”. Se casó con Pilar Romero Galé.

Formación

Desde niño vivió en Sevilla, donde comenzó la carrera de Derecho, pero la abandonó y se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla.
Finalizada la licenciatura en 1920, el doctorado sobre orfebrería sevillana lo hizo en Madrid, instalado en la Residencia de Estudiantes, con los maestros Elías Tormo y Manuel Gómez Moreno.
Pasó un tiempo Berlín para la ampliación de sus estudios y allí se interesó por las artes decorativas.
Su curiosidad y su afán de aprender le hicieron visitar todos los museos que pudo e interesarse igualmente por los primitivos flamencos y su huella en España.

Docencia

Se incorporó como profesor en 1925 de la Universidad de Granada y ello le supuso descubrir una vocación y unas condiciones para la enseñanza que ya le ocuparon el resto de su vida.
La creación de una cátedra de Arte Hispano Colonial en Sevilla con ocasión de la Exposición Iberoamericana de 1929, hizo que se encargara al profesor Angulo de ella, en Sevilla desarrolló una importante labor organizativa y editorial.
Estos años previos a la Guerra Civil fueron también de intensa actividad viajera, Francia, Bélgica, Holanda, Suecia, Italia, Marruecos, México y Estados Unidos.
Convencido posibilista en el método científico, dejó una amplia pléyade de discípulos que hoy ocupan puestos principales en la Universidad y en otras instituciones públicas dedicadas al arte.

Guerra Civil

La Guerra Civil supuso un paréntesis en su actividad docente, pero no en su preocupación por el patrimonio artístico español, pues estuvo muchos meses colaborando en el Servicio de Recuperación de la Junta del Tesoro Artístico del Gobierno republicano.
Tras la guerra, sufrió la «depuración» como catedrático, y obtuvo en 1942 en una nueva oposición la cátedra de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo de la Universidad Central, que será ya la definitiva hasta su jubilación y en la que dejará honda huella y muchísimos discípulos, preocupados por formar especialistas sobre la ­orfebrería, la pintura barroca italiana, los primitivos flamencos, la pintura francesa y la barroca flamenca.

Publicaciones

Tiene editada una vasta producción bibliográfica, especializada preferentemente en el arte barroco  español e hispanoamericano. En Internet están relacionadas sus publicaciones más importantes.
Su estancia en México en 1934 fue fecundo en trabajos, obteniendo miles de fotografías y comprando multitud de libros que enriquecieron el Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla y le permitieron, años más tarde, crear una de sus mejores obras: La Historia del Arte Hispanoamericano en colaboración con otros profesores.
La obra de su vida fue el estudio sobre el pintor sevillano Murillo, obra monumental en la que empeñó el trabajo de toda su vida y que pudo aparecer a finales de 1980, fue premio Elie Faure del Institut de Picturologie de París en 1982 y es una herramienta imprescindible para conocer su pintura y ejemplo metodológico para las siguientes generaciones de Historiadores del Arte.

Museo del Prado

A su regreso a España, en 1922, tuvo la oportunidad de incorporarse al Museo del Prado como miembro de la "Comisión Catalogadora". Se inició entonces su labor al servicio del Museo, que continuará a lo largo de toda su vida, a través de distintos puestos.
Tras casi 30 años como miembro del Patronato del Museo del Prado, en1968 fue nombrado director. Pero las presiones políticas le obligaron a dimitir en 1971.
Durante su etapa de director se adquirieron obras importantes como el Retrato ecuestre del duque de Lerma, de ­Rubens, La Gloria, de Mattia Preti, el Bodegón, de Hiepes, o el Retrato, de Jan Mostaert. Entre los donativos destacan los dos Floreros, de Arellano, de la condesa de los Moriles, la tabla de San Cristóbal de José Luis Várez Fisa, y los Desposorios, de Morazzone y otros varios.

Iniciativas

Desde 1941 fue secretario del Instituto Diego ­Velázquez del CSIC y llevó muy directamente la revista “Archivo Español de Arte”, de la que fue director efectivo desde 1949 hasta su jubilación en 1972.
En Sevilla fue director del Laboratorio de Arte, organismo desde el que llevó a cabo una importante y decisiva labor en pro de la historiografía artística en España.

Divulgación

Reconocido a nivel internacional, dio numerosas conferencias en diversas universidades de Europa, Estados Unidos y Canadá. Fruto de su labor investigadora son los numerosos trabajos publicados en revistas especializadas españolas y extranjeras, y sus trabajos monográficos.

Academias

Sus méritos como investigador merecieron que fuera admitido como miembro de número en las reales academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia, siendo de esta última su presidente en el momento de su muerte.

Reconocimientos honoríficos

Son innumerables los reconocimientos y condecoraciones españoles y extranjeros, que recibió a lo largo de su vida.



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